Así es, todo ese dinero no bastó para que por lo menos la gente tuviera luz permanente en el 2024. US$1,769 millones, que convertidos a pesos dan más de RD$105,000 millones, tuvo que pagar el Gobierno a las generadoras por concepto del subsidio eléctrico en el país.
Una publicación del Centro Regional de Estrategias Económicas (CREES) destaca que a diciembre de 2024 las pérdidas totales acumuladas de las empresas distribuidoras de electricidad (EDEs) alcanzaron el 42.2%. Es decir, por cada 100 GWh de energía comprada las EDEs perdieron el equivalente a 42 gigavatios-hora (GWh). Esto según el último informe de desempeño elaborado por el Ministerio de Energía y Minas.
El centro de investigación, señala que a diciembre de 2024, las EDEs compraron 20,390.68 GWh y de ese monto, 7,674.2 GWh no pudieron ser facturados; por lo tanto, representaron energía perdida. En ese sentido, el CREES indica que el cociente de los dos valores anteriores representó una pérdida equivalente a 37.6%, el cual es nivel más alto alcanzado en los últimos 15 años.
Por otro lado, según explica el CREES, de la energía facturada, las EDE no lograron cobrar un 4.6%, lo que refiere que al sumar este monto con el 37.6% de pérdidas de energía se obtiene el 42.2% total perdido por las EDEs en 2024.
La Organización sostiene que, según el presupuesto inicial de 2024, se contemplaban transferencias a las EDEs por RD$86,844.8 millones. Sin embargo, al cierre del año, el monto ejecutado ascendió a RD$105,376.5 millones, equivalentes a US$1,769.1 millones usando la tasa promedio del dólar del BCRD para 2024.
Indica que este monto refleja la persistente necesidad de subsidios para cubrir las ineficiencias del sistema eléctrico, lo que impacta directamente las finanzas públicas.
Asimismo, resalta que más allá del elevado costo fiscal, estos recursos representan un costo de oportunidad para los contribuyentes que tienen que financiar estas pérdidas. En lugar de poder decidir en qué gastar esos recursos, se ven obligados a financiar un sistema que continúa operando con altos niveles de ineficiencia.
Y concluye diciendo que: «Sin reformas estructurales que corrijan estas distorsiones, el país seguirá destinando sumas millonarias a un sector que no ha logrado reducir de manera sostenible sus pérdidas, limitando así las posibilidades de desarrollo económico y la mejora en la calidad de vida de la población».